Mundo ficciónIniciar sesiónEl matrimonio de Sofia Villareal y Maximiliano Montenegro está llegando a su fin lo que debería ser un alivio para ambos, pues su matrimonio fue por un acuerdo familiar en beneficio de ambos, sin sentimientos de por medio, pero, ¿por qué no están felices?, ¿Que verdades esconden en sus corazones?, ¿será muy tarde para este matrimonio por acuerdo o por el contrario será el inicio de un gran amor?
Leer más- ¡Sofia! – Exclama Maximiliano intentando contener su enojo. - ¿Por qué me dices Sofia? Y ¿Por qué me gritas? – Cuestiona Sofia en voz baja con grandes lagrimas amenazando por salir de sus ojos, haciendo que su pobre esposo se siente ridículamente mal por hacerla poner triste. - Amor, no te estoy gritando. – Explica con un plato en su mano. – Pero mira la hora y no has comido nada, los bebes necesitan alimentarse. – Explica Maximiliano con toda la paciencia del caso, su bella esposa está muy sensible desde que está embarazada y el solo puede rezar para que los niños nazcan lo más pronto posible, si, son dos, lo bueno es que ya solo le faltan 3 meses. - No tengo hambre. – Se defiende ella, aun con indignación por el tono de su esposo. – Es porque estoy gorda, ¿verdad?, por eso ya no me amas. – Reclama Sofia segura que hace que su esposo oculte su risa, pues si lo ve, ahora si se enojara más. - Claro que no cielo, primero no estás gorda, estas embarazad
- ¿Qué haces aquí? – Interroga Julián entre enojado y preocupado. - ¿Qué más?, venir por ti. – Respóndelo mirando a su hermano, Emilia le había contado todo lo sucedido y lo que su hermano había hecho en ese tiempo. - Tu estas convaleciente, hace apenas unos días que despertaste. – Dice completamente alterado Julián. No puede creer que esas dos mujeres sean tan imprudentes. - ¿Por qué la trajiste? – Se dirige ahora a Emilia que es quien empujaba la silla de ruedas - No le digas nada, yo la obligue. – Silvia es quien responde. – Ya, luego hablamos. – Dice para girarse hacia Maximiliano, sintiendo que hacía mucho que no lo veía, pero al mismo tiempo viendo que seguía igual de guapo que siempre y que su corazón aun palpitaba por ese hombre, aunque ya en menos proporción, ya tenía claro que no tenía ninguna posibilidad menos al ver a la hermosa mujer que estaba a su lado tomando su brazo. – Tanto tiempo sin verte. – Sonríe. - Silvia. – Murmura Maximiliano.
- Sobre eso. – Comenta Maximiliano. – Te lo diré más tarde, por ahora concéntrate en recuperarte, ¿está bien? – Pide el con una sonrisa tranquilizadora, no quiere que Sofia apenas se despierte cargue con esas preocupaciones, mucho menos después de saber todo lo que han descubierto en esos días, aunque aún sigue sin entender cómo es que todo se entrelaza, pero al parecer lo va a poder resolver antes de lo esperado.Pues justamente esa mañana Erick le informo que Julián Aristizábal lo había llamado con la intención de programar una cita con él lo más pronto posible, por un asunto muy importante, así que ahora que su bella esposa había despertado, decide que es momento de saber que sucede con ese hombre.- Tengo sueño. – Dice Sofia alarmando inmediatamente a Maximiliano que teme que ella pueda volver a perder la conciencia, sin embargo, ella le explico que era algo normal que solo se siente así por los analgésicos.- Entonces descansa, estaré aquí. – Promete Maximiliano
- Todo esto es falso. – Grita Fabricio, mientras que Saul está completamente en silencio, pálido por lo que está viendo, solamente escuchando como su padrino intenta negar lo innegable. – Maximiliano falsifico todo esto para inculparme. – Afirma, pero es obvio que nadie en la sala le cree absolutamente nada. - Bueno, díselo a la policía, que ya está aquí por ti. – Sonríe con superioridad Valentina en tanto varios oficiales ingresan a la sala. - ¿Fabricio Suarez?, ¿Saul Ibáñez? – Pregunta el oficial. - Son ellos. – Los señala Valentina. - Acompáñenos por favor. – Indica el hombre siendo respetuoso. - Esto es un error, no pueden hacerme esto, ¿acaso no saben quién soy yo? – Alegaba Fabricio, pero fue en vano, los oficiales se los llevaron mientras que la sala se había sumido en un profundo silencio, aun no podían creer todo lo que había sucedido en menos de una hora. - Bien en vista de lo sucedido, creo que por el momento debemos nombrar a
Las expresiones de la sala, son de asombro, incredulidad y terror al menos para Fabricio y Saul que no se les paso por la mente la más mínima posibilidad de que Sofia pudiera estar despierta y se hiciera presente en esa reunión, podían ver como todos sus esfuerzos se desboronaban súbitamente.Por su parte Maximiliano estaba en otro mundo en la mañana cuando salió del hospital Sofia aún seguía inconsciente, pero ahora escuchaba su vos al otro lado de la línea y lo que su corazón sentía era simplemente inexplicable, pero por fuera debía seguir mostrando su expresión inalterable de esa manera nadie sospecharía lo que en realidad estaba pasando.- Sofia, ¿eres tú? – Pregunta lentamente Fabricio intentando descifrar si es que lo estaban engañando.- Por tu tono, cualquiera podría pensar que no querías escucharme querido tío. – Suena en todo el salón la voz calmada y un tanto débil pero segura de Sofia, quien desde el otro lado de la línea esta recostada en su camilla de hospita
Mientras Maximiliano se encontraba en una completa encrucijada la conversación que se llevaba a cabo en un elegante cuarto de hospital, despejaba muchas dudas y cargaba más de culpa al guapo hombre que tomaba con cariño las manos de su hermanita. - Hermosa más de dos años de agonía, no sabes cómo te extrañe. – Expone con grandes lágrimas en sus ojos Julián. - Siento mucho haberlos preocupado. – Dice Silvia con la voz ronca, pues apenas el día anterior acaba de despertar. - Está bien, no es tu culpa hermosa. – Expresa Julián dejando un tierno beso en su frente. – Si no de él imbécil de Maximiliano Montenegro. – Agrega con ira contenida. - Tampoco es culpa suya hermano, fue un accidente. – Expone Silvia esperando que su hermano no responsabilice a ningún inocente, menos a Maximiliano. - No lo defiendas. – Espeta molesto Julián. - No lo defiendo solo digo la verdad, ese día fui a verlo por mi propia voluntad, él no me cito ni nada por el estilo. –





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