Seis meses después de su fundación formal, la academia se había convertido en institución respetada en todo el territorio de los lobos.
Dante observaba con orgullo mientras la primera ceremonia de graduación se preparaba. No era graduación completa, ningún estudiante había completado el programa de años todavía, pero era una ceremonia de avance donde estudiantes demostraban lo que habían aprendido.
Sus hijos, ahora de siete años, estaban entre los participantes. El evento atraía a cientos de espectadores de docenas de manadas.
—Estás nervioso— Luna observó, tomando la mano de Dante.
—Terriblemente— Dante admitió. —Pero lo harán bien. Sé que lo harán. Pero porque esto los hace oficiales. Ya no son solo mis hijos. Son... símbolos.
—Siempre han sido símbolos— Aria corrigió. —Desde que nacieron. Hoy solo lo hacen público.
La ceremonia comenzó con una demostración de combate. Kaela fue primera, enfrentando a un estudiante tres años mayor en combate de práctica.
El estudiante mayor era hábi