El tiempo pareció ralentizarse mientras la garra de Sombrael descendía. Dante vio cada detalle con claridad antinatural: las garras oscuras que cortarían su vida, el reflejo de su propia desesperación en los ojos vórtice del Rey Oscuro, la sangre de Víctor todavía goteando en el suelo.

Y en ese momento suspendido, la voz de su ancestro resonó nuevamente, no como susurro sino como trueno:

"El Corazón de Luna fue creado de sacrificio. Cinco hermanos donando sus esencias. Fue corrompido por ambición. Solo puede ser purificado por sacrificio nuevamente. Tu vida por el sello. Tu esencia por la salvación de todos."

Dante entendió. La única manera de sellar a Sombrael permanentemente era hacer exactamente lo que su ancestro había hecho mil años atrás: usar el Corazón de Luna como conductor, pero el precio sería su propia vida.

La garra estaba a centímetros de su pecho.

Imágenes bombardearon su mente: Luna sonriendo en la mañana, Aria entrenando con determinación feroz, Zara leyendo en silenc