El sello se rompió en la noche más oscura del mes, cuando no había luna en el cielo. Dante despertó con un grito, sintiendo dolor agudo atravesar su pecho como si algo hubiera arrancado parte de su alma.
—¡Dante!— Luna estaba a su lado instantáneamente, sus manos brillando con magia sanadora. —¿Qué pasa?
—El sello— Dante jadeó, sudor frío cubriendo su cuerpo. —Uno de los sellos se rompió. Puedo sentirlo.
A través del lazo, Aria y Zara sintieron su angustia y llegaron corriendo. Zara inmediatamente comenzó a lanzar hechizos de diagnóstico, sus ojos brillando con luz mágica.
—Es verdad— Zara confirmó, su rostro pálido. —Puedo sentir la ruptura en el tejido místico. Uno de los Alfas Caídos ha despertado.
—¿Cuál? —Aria preguntó, ya alcanzando sus armas.
Zara cerró sus ojos, sintiendo las corrientes de magia. —Norte. Las Montañas del Norte. Es Kaos.
—Mierda— Dante se forzó a levantarse, ignorando el dolor persistente. —Necesitamos movilizar las fuerzas. Ahora.
Las alarmas sonaron por todo