Los primeros meses del gobierno de Dante fueron desafiantes de maneras que ninguna batalla podría prepararlo. Implementar cambios en una sociedad tradicionalista generaba resistencia constante, sutil pero persistente.
—Los omegas no deberían comer en el mismo salón que los alfas —un consejero anciano protestó durante una reunión. —Es tradición que coman después, en sus propios espacios.
—Esa tradición termina hoy— Dante dijo firmemente. —Todos los lobos de Luna Plateada comen juntos. El rango de nacimiento no determina valor.
—Pero siempre ha sido así —el anciano insistió.
—Y siempre ha estado mal— Luna intervino, su voz calmada pero inflexible. —He visto demasiados omegas morir de desnutrición porque solo recibían sobras. No más.
El anciano se retiró murmurando, claramente descontento. No era el primero ni sería el último en resistir los cambios de Dante.
Otra controversia surgió cuando Dante anunció que todos los cachorros recibirían educación formal, no solo aquellos de familias al