El amanecer llegó teñido de rojo.
La batalla en el claro había terminado, pero las cicatrices seguían abiertas. Las raíces del mundo aún temblaban bajo el peso de lo que se había revelado: Thäel, hijo de Lía y Kael, venido del futuro para detener el Vórtice… y con un hermano gemelo que, según sus palabras, alimentaba el corazón de la oscuridad.Kael, aún cubierto de cenizas de la pelea anterior, miraba el cielo ensangrentado. Sabía que el día no había terminado.Una grieta se abrió en el aire, como si el cielo se desgarrara desde adentro. De ella emergió una figura casi idéntica a Thäel: mismo rostro, mismos ojos… pero donde el verdadero hijo irradiaba calma, este nuevo ser exudaba caos.—¡Así que aquí estás! —rugió la sombra—. ¡Tanto tiempo huyendo de mí, hermano!Thäel se adelantó, el rostro grave, sin miedo.—No eres real. No completamente. Eres una herida, un fragmento de lo que fui cuando no sabía quién era.—¡Y sin