Las tensiones en la manada no cesaban. Aunque la boda de Kael y Lía había unido formalmente sus destinos y fortalecido los lazos con sus aliados, una sombra nueva comenzaba a extenderse en el norte. Runas antiguas, ocultas bajo la montaña de Nevaris, habían sido descubiertas tras el deshielo inusual de la temporada.
Maelys fue la primera en traducir una parte de los símbolos hallados.
—Estas inscripciones hablan de un guardián dormido —dijo con el ceño fruncido—. Y de un castigo que despertará si el equilibrio es alterado por segunda vez.
Lía sintió un temblor recorrerle la espalda. Las marcas en su piel, aquellas que habían emergido después de la unión con Kael, brillaron con una luz tenue justo al tocar el mapa de piedra donde estaban las runas.
—¿Qué significa eso? —preguntó Kael.
—Que las marcas de Lía están conectadas a este sitio —respondió Maelys, casi en susurro—. Y eso no es casualidad. Fue elegida mucho antes de nacer.
Esa misma noche, las visiones comenzaron.
Lía soñó con u