—¿Cómo puedes estar tan segura?
—Lo he visto.
—¿Entre los árboles? ¿En la oscuridad de la noche?
—Emmm...
La anciana larguirucha entrecerró los ojos, observando a Darian con desconfianza.
—No querrás decir que lo... ¿oliste? —Desvió entonces la mirada hacia mí.
Suspiré, frustrada.
—Nyra... aún tiene mucho que aprender —dijo Darian, con voz grave.
—Tú también —escupió ella antes de darse la vuelta y alejarse, arrastrando los pies. Las hojas crujieron bajo su paso mientras los otros la seguían en silencio.
—¿Cuál es su problema?
—Tienes que entender, Nyra. Han pasado demasiado tiempo esperando este momento. Confiar no es fácil cuando tu futuro depende de alguien que no conoces.
—¿Hablas por ellos... o por ti?
Darian apretó los labios.
—¿Yo soy la que no merece confianza? Hasta hace dos días no conocía a ninguno de ustedes. Fuiste tú quien me trajo aquí, se suponía que ansiaban mi llegada... ¿y ahora dudan de mí?
El enojo me quemaba por dentro. Cerré los puños, sintiendo mis uñas clavars