Rowan
No entendía cómo estaba vivo.
Lo había sentido, con claridad. La mano atravesándome el pecho, la sangre escapando de mi cuerpo. El frío apoderándose de mis huesos.
Y lo último… lo último habían sido sus ojos. Clara. Mi compañera. Pensar en ella había sido mi despedida, mi única plegaria de que ella si pudiera sobrevivir a esto... A mi muerte.
Pero ahora estaba aquí. Respirando como si lo qué acababa de pasar hubiera sido una maldita pesadilla.
El aire era cálido, no helado como en el bosque. El crujido del fuego llenaba el silencio, mezclado con respiraciones que no eran solo las mías. Apenas abrí los ojos, todo me golpeó al mismo tiempo.
Pero ella estaba ahí. Mi Luna estaba a salvo, y eso era lo único que ocupaba mi mente. Lo demás pasó demasiado rápido.
Clara estaba en brazos de ese maldito hombre alado.
El pecho me ardió, no por la herida que ya no estaba, sino por la furia. Varek rugía en mi mente, un gruñido tan salvaje que me taladraba el cráneo.
—“¡Sácala, Rowan! ¡Arránc