Leonardo personalmente se encargó de llevar a su hermano a un hospital, para su fortuna el proyectil no le pegó en un órgano vital. Leonardo dejó unos cuantos hombres allí para asegurarse de que su hermano no fuera a recibir otro ataque.
Leonardo no podía estar tranquilo después de aquel ataque, desconfiaba hasta de su propia sombra, lo tenía inquieto el hecho de vivir con Cristina, siempre habían sido enemigos y el hecho de estar comprometidos no le quitaba que aún se siguieran odiando.
Mientras tanto, Elena se encontraba tratando de asimilar la muerte de Antonio, perdonarse por aquella tragedia no estaba siendo nada fácil, el personal se mantenía lo más distante posible de ella por temor a su jefe.
Ni siquiera la mucama era capaz de mantener una conversación con ella, Elena estaba sola viviendo con personas que la ignoraban las 24 horas del día. Ella permanecía en silencio, su único consuelo era su hijo que crecía en el vientre.
La tranquilidad terminó una vez que Leonardo hizo p