En el refugio, el sonido de pasos firmes sobre la madera resonó en el salón. Víctor entró con el ceño fruncido, su chaqueta empapada por la neblina matutina. Llevaba consigo un maletín de documentos, pero lo dejó a un lado sin miramientos al sentarse frente a Sophie y Logan. Su expresión era tensa, como quien carga noticias que no desea entregar.
—Helena está en prisión preventiva en La Haya —dijo al fin, con un tono grave mientras se pasaba una mano por el cabello húmedo—. Pero están presionando para interrogarte de nuevo, Sophie. Quieren saber sobre las copias de datos que Gael podría tener. Y… —hizo una pausa, su mirada clavándose en los ojos de Sophie— hay rumores de que Julian está reorganizando a los leales de La Cúpula en Sudamérica.
Sophie entrecerró los ojos, su mandíbula apretándose mientras procesaba la información. El calor del fuego cercano no disipaba el escalofrío que la recorrió. Su mirada se desvió, pensativa, hacia los trillizos, que ahora dibujaban en una mesa baja,