Logan inclinó la cabeza, sus labios rozando los de ella en un beso que era una promesa ardiente, una chispa que amenazaba con consumirlos. Sus manos, fuertes y seguras, se deslizaron por su espalda, atrayéndola más cerca hasta que no había espacio entre ellos. —Lo sé, mi amor —murmuró, su voz un gruñido bajo y sensual que reverberó en su pecho, enviando un escalofrío por su columna—. Estaré contigo en cada paso, Sophie. —Sus ojos brillaron con una intensidad que la desnudó, su mandíbula tensa mientras sus manos subían a su rostro, sus pulgares acariciando sus mejillas con una ternura que contrastaba con el fuego en su mirada. Pero había algo más, una furia protectora que tensaba sus músculos, una tormenta contenida bajo su piel—. Ese bastardo de Lucas no sabe con quién se metió —gruñó, sus manos apretando su cintura con una fuerza que prometía venganza—. Quiero destrozarlo por lo que te ha hecho.
Sophie se alzó de puntillas, sus manos enmarcando el rostro de Logan, sus dedos rozando l