La mañana estalló con un veneno que Sophie Taylor no vio venir. El artículo de Lucas Montalbán irrumpió en la portada de un prestigioso periódico digital, sus titulares brillando con la promesa de un escándalo que cortaba como una navaja. “¿Explotó Sophie Taylor su propio dolor para ganar millones? El lado oscuro de la fundación que ayuda a los niños robados”. Las palabras se clavaron en el corazón de Sophie como agujas, cada sílaba una traición que la dejaba sin aliento. Estaba en su oficina en la mansión, el cuartel de Recuperando Vidas, revisando informes con dedos temblorosos, cuando el teléfono comenzó a sonar con una urgencia frenética, un eco del caos que se desataba en el mundo exterior. Los medios, las redes sociales, los hilos de X: todos estaban en llamas con la narrativa insidiosa de Lucas, el hombre que una vez se presentó como su aliado, un periodista de ojos gentiles y promesas sinceras que había amplificado su causa con reportajes elogiosos. Ahora, con una pluma afilad