La trampa de Claudia
Claudia estaba sentada en su sofá preferido, un diván de terciopelo color vino que contrastaba con el frío mármol del piso. Sostenía una copa de champán con la misma gracia con la que manejaba sus intrigas, y sus ojos azules, helados y calculadores, destilaban veneno tras el cristal. El plan del video había sido un desastre. En lugar de separar a Sophie de Logan, había encendido una chispa inesperada entre ellos. Y lo peor: Logan la había apartado de su vida con una frialdad que aún le ardía bajo la piel, como hielo seco quemando carne viva.
Pero Claudia no era de las que se rendían con facilidad. Si el primer golpe no había funcionado, el segundo sería letal.
Tomó un largo sorbo del champán y luego dejó la copa sobre la mesa de cristal, con un suave tintineo que quebró el silencio como una amenaza velada. Sus uñas, perfectamente esmaltadas en un rojo profundo, tamborilearon un ritmo lento y calculado contra el vidrio mientras deslizaba el dedo por la pantalla de