Después de lo ocurrido en la pizzería, tenía que alejarme de Roberto y concentrarme en lo que realmente importaba: volver a empezar la búsqueda de trabajo.
Salí a la calle con mi currículum en mano, recorriendo cada esquina de la ciudad, decidida a no rendirme.
Fue entonces cuando vi un aviso en la entrada de un edificio imponente: Grupo GOLDEN. Una empresa tan poderosa que la gente soñaba con trabajar ahí. Cientos de egresados de las mejores universidades enviaban sus solicitudes cada año, y muy pocos eran seleccionados.
Solo pensar en entrar me daba esperanza. Tal vez… tal vez podría construir una vida mejor para mis hijos.
Respiré hondo y decidí entrar, me quedé sin palabras. Todo era imponente, brillante, elegante. Para mi buena suerte estaban atendiendo a los aspirantes, así que me formé.
La entrevista fue dirigida por Kimberly, una mujer elegante y amable que me recibió con una sonrisa profesional. Revisó mi currículum y me elogió por mis estudios, mi experiencia en el extranjer