Cristian

El pasillo que conducía a la sala del consejo nunca había sido tan largo. Caminé despacio, no por cansancio, sino porque el aire tenía ese peso particular que anuncia problemas. No sabía exactamente qué esperaba encontrar cuando esas puertas se abrieran, pero una parte de mí —la parte que había sobrevivido demasiadas tragedias— sabía que algo no estaba bien.

La Luna Roja estaba cada vez más cerca, y con ella, todas las decisiones que había postergado durante años se volvían imposibles de guardar bajo la alfombra. El consejo ya había decidido aceptar a Lisa como mi Luna, aunque fuera humana. Sabía que no estaban completamente convencidos. Lo aceptaron porque no tenían elección, porque yo había despertado como Alfa y la conexión con ella era innegociable. Era eso o arriesgarse a tener un Alfa inestable, una manada dividida y un linaje quebrado.

Pero aun así… aceptarla no significaba apoyarla.

Y mucho menos significaba que todos estuvieran de acuerdo.

Respiré hondo an