— Entonces, ¿cuál es el plan?— preguntó Jed con los ojos fijos en la carretera y ambas manos sobre el volante.
Ya íbamos de camino a la casa de Carla, en su auto. Yo estaba sentada a su lado en el asiento del copiloto, mientras que Ari y Jace estaban en la parte trasera del vehículo.
Mi mejor amiga lo había llamado para que la fuera a buscar, en lo que yo reponía un poco a mi hermano. Lo había hecho beberse mi espantoso café, y ya estaba casi como si nada, ya ni siquiera se le notaba que tenía algún tipo de sustancia en el cuerpo. Obviamente si iba a hablar con los padres de mi mejor amiga no podía llegar en esas condiciones.
— Detenerlos— contesté, mirando al castaño—. No podemos permitir que se la lleven.
No dejaría que eso pasara bajo ningún concepto.
Ari sacó la cabeza entre nuestros asientos y nos miró a ambos.
— Oigan, pregunta— la miré—. ¿Ustedes desde cuándo se llevan bien?— inquirió señalándonos a los dos.
Jed y yo compartimos