Lara
Su mente era un torbellino, pero a la vez las piezas comenzaron a caer en su lugar como si fuera un mapa que estuviera siendo dibujado. Los recuerdos llegaron poco a poco: el caos de las tres semanas anteriores.
Los primeros síntomas: el calor sofocante de su cuerpo, los constantes deseos de tomar agua. Luego, los sueños que le recordaban una época lejana donde se sentía segura, a pesar de ser solo medio tigre en el clan; aunque no eran visibles, el acoso por ser diferente era su día a día. Después, los recuerdos de Vincent: primero de niños, los juegos, las escapadas. Luego, cuando él comenzó a ser un joven tigre y empezaron los cambios en él. Más tarde, los sueños que la despertaban sobresaltada, con lenguas de fuego corriendo por sus venas y un deseo peligroso por un hombre de ojos verdes como el bosque.
En cuestión de una semana, ella comenzó a sentirse cada vez más necesitada, y nada lograba aplacar ese deseo. Tuvo que pedir una licencia en su trabajo el día que casi se arra