Zeida Nash lleva más de 3 años enamorada del guapo Mitch Maxwell, ella siempre ha sido invisible ante los hermosos ojos azules de Mitch, pero lo que no sabe es que Mitchell ha estado completamente enamorado de ella desde el primer día que la vio, pero siendo un hombre frio y con una reputación intachable, prefiere mantener su distancia y su carácter estricto, hasta que un día, ambos tendrán que afrontar lo que el destino les tiene preparado. Romance, celos, drama, eso y mucho más, nos espera en esta pequeña historia.
Ler mais©Jazmin Flores. 2023
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Fundador e ingeniero de Aerofort, CEO y arquitecto de productos Tauron, matriculado en la universidad de Harvard, con dos doctorados en Oxford, se licenció y salió con honores de Economía y Física, y todo eso, antes de cumplir los 25 años de edad, ahora a sus 34 años, Mitchell era poderoso e inalcanzable.¿Y quien era yo?, yo solo era la chica del café, una secretaria sin chiste de Aerofort, empresa dedicada a la fabricación de aviones y jets privados, como dije, yo no era nadie.Estaba bien, ya me había resignado a mi misma, de que todo lo que podría hacer, era verlo de lejos o de cerca, solo eso, me tenia que conformar y era triste, pero era la realidad. Porque vamos, los hombres como Mitchell no se enamoran de chicas como yo.Para él yo debía de ser la mujer tonta que se conforma con cualquier cosa, y no estaba tan equivocado, tan solo tenia 24 años, con una carrera universitaria dejada de lado, estaba agradecida de que me hubiesen aceptado como secretaria, había sido suerte, de lo contrario estaría limpiando mesas en algún bar de mala muerte, en fin.Seguí los pasos del elegante hombre, respirando su fragancia, como un mendigo con hambre, suspiré de nuevo y me detuve en la cafetería de la oficina.—Hola Zeida.Yo miré a la mujer de la limpieza y sonreí.—Buenos días Yanis.—Esta cayendo una tormenta afuera.—Lo sé, pronosticaron un ciclón para la media noche.—Estoy un poco preocupada por mis hijos, están solos en casa.Yo sentí pena por Yanis, ser madre debía de ser difícil. Preparé el café del señor Mitchell y como todos los días caminé hasta su poderosa oficina, después de llevarle el café al jefe, tenía que llevarle el café al asistente y a los altos ejecutivos que estaban en el piso, no era mi trabajo, pero para todos ellos, yo era la mesera, no podía decir que no.El asistente del señor Maxwell ya estaba trabajando en su escritorio, siempre se veía tan estresado y frustrado, siempre corría de un lado a otro, supongo que no era fácil ser el asistente de presidencia, ni siquiera quería imaginarme todo el trabajo que el pobre hombre debía de tener.Sentí los nervios invadirme, siempre me inundaba el miedo cuándo entraba a esa oficina, ¿Por qué?, pues porque Mitchell tenia una mirada intimidante, tenia un apodo entre los empleados, todos lo llamaban el Demonio Mitch, el hombre era tan perfeccionista que daba miedo, no aceptaba el mismo error dos veces, y cuando se enojaba, cielos, ni siquiera quería recordar.Toqué a la puerta antes de entrar y luego abrí con cuidado, ahí estaba él, su oficina era magnífica, hermosa y elegante, y él..., bueno, mi corazón bombeaba sangre con rapidez cada que yo estaba en aquel lugar.—Su café señor— dije con voz débil mientras ponía la taza en una mesa de cristal, el señor Maxwell se estaba poniendo cómodo, ni siquiera volteo a verme, nunca habíamos tenido conversación alguna, igual no creo que yo pudiera sostener una conversación con él, seguramente tartamudearía sin control o me desmayaría por los nervios, solo habíamos cruzado un par de palabras. Lo ven, era muy deprimente ser yo.Di media vuelta y salí de aquel lugar con las piernas temblorosas, lo admito, estaba enamorada de Mitch, él me gustaba tanto que durante tres años no pude concretar una cita por su culpa, mis expectativas habían quedado muy altas debido a él, pero solo era un amor platónico, un amor imposible.Mitchell había salido con modelos, con actrices famosas, con mujeres brillantes, yo no tenia ninguna de esas cualidades, no era ni brillante, ni actriz famosa, ni modelo, no estaba a su altura y no importaba cuanto me esforzara, tendría que volver a nacer para poder estar a su nivel, y además, a él siempre se le veía con Grace Taylor, una ejecutiva de alto rango y también socia de Aerofort, Grace era una mujer bonita, con un cuerpo de infarto, no podía competir contra ella, a mi no me alcanzaba para las cirugías plásticas.Y eso era todo, así era mi vida y así sería siempre, no todo en la vida es como lo pintan en las novelas románticas, aquí el rico no se enamora de la pobre...••••••••—¿Y ese reloj?, ¿Es nuevo?.Tomás miró su muñeca y asintió. —Si, mi esposa me lo dio por nuestro aniversario, iba llevarla a comer esta noche, pero la noche no pinta bien, le prepararé algo en casa y le pagaré un viaje a París con su mejor amiga.—Que lindo— dijo Mitch con sarcasmo.—No estés celoso.—¿Quién dice que lo estoy?.—¿Qué pasó con la chica Alemana con la que estabas saliendo?.—Nada, era demasiado exigente así que la dejé.—Solo saliste con ella ¿Qué?, ¿Dos veces?.—Con eso me bastó.Ambos caminaban por uno de los pasillos de Aerofort cuando de pronto la mirada de Mitchell se detuvo en alguien.—Deberías de irte a casa, el clima se pone peor— dijo Mitchell mientras miraba la tormenta que se estaba formando afuera.—¿Y tú?.—Solo me falta revisar unas cosas y me voy a casa.—Esta bien, entonces nos vemos mañana Mitch.—Si.Tomás se fue a su oficina y Mitch se quedó ahí de pie, sacó su teléfono y lo llevó a su oído fingiendo estar en una llamada.—¿Entonces no te gustaría?.Zeida miraba al chico que la había invitado a salir, no lo conocía, se veía amable y simpático, pero no, a ella no le interesaba.—Es que estoy muy ocupada justo ahora.—¿En realidad es eso o…?.—Tengo novio— respondió ella rápidamente para salir de aquel embrollo.—Oh— fue todo lo que aquel chico dijo.—Por favor discúlpame.—No, yo debí de preguntar, la verdad es que...me gustas, creo que eres una chica muy linda, espero que podamos ser amigos.—Claro.—Bueno, no te quitó mas el tiempo.Zeida respiró aliviada al verlo marcharse y al darse la vuelta, se quedó echa piedra al ver al jefe ahí de pie atendiendo una llamada telefónica, él parecía estar concentrado en su conversación, así que era seguro que no puso atención a lo que ella platicó con aquel muchacho.No le dio tantas vueltas al asunto y solo continuó su camino.Mientras tanto Mitchell solo la miró pasar, él sabía quién era Zeida, era una de las secretarias, la mas joven que él había contratado, había una buena razón para que esa muchacha estuviera en aquel lugar.La primera vez que Mitchell la miró, quedó flechado a ella, a su inocencia, su rostro joven, su belleza natural y a su modo tierno de ser. Fue una sorpresa para él sentirse de aquel modo por una completa desconocida, pero solo sucedió, no había nada que hacer, así que la contrató, solo por curiosidad.En un principio estuvo muy tentado a seducirla, no sería difícil, pero no pudo, no quería aprovecharse de la chica, en especial por que un día la escuchó hablar sobre su hermana enferma y sobre los gastos que su familia no podía sostener, no podía jugar con ella y luego desecharla, así que mantuvo su distancia y la trató como uno mas de sus empleados, pero siempre que podía la veía.La veía cuando le llevaba el café, cuando salía y ella esperaba el autobús, la veía cuando la esperaba fuera de su casa o cuando ella servía café durante las presentaciones en la sala de juntas, Mitchell se había convertido en su acosador más fiel, a veces se sentía un poco asqueado de si mismo, pero no podía evitarlo, y tampoco podía avanzar mas allá, él no podía tener una aventura con alguien como Zeida, aun así, ella le gustaba mucho y no podía evitar preguntarse, ¿Qué hacía ella?, así que solo la seguía.Mitchell sonrió, pues sabía que ella no salía con nadie. “Buena chica” pensó para si mismo y caminó a su oficina, Zeida Nash era su amor imposible y no podía hacer nada, más que vivir con eso.•••Le dicen el demonio••• 3 días después…*Zeida*.Las flores qué adornaban la habitación dejaban un encantador aroma, me sentía nerviosa, mi corazón no dejaba de palpitar con fuerza, tampoco dejaba de pensar en como fue.Recordaba pequeños fragmentos, el primer día que vi a Mitchell Maxwell, daba miedo, me sentí tan pequeña delante de él, insignificante, sabía que jamás estaría a su altura y aun así, me enamoré, perdidamente me volví adicta a él.A veces llegué a pensar que él me odiaba, ni siquiera me veía, o eso pensaba, cuando llevaba su café, el solo hacía ese gruñido qué no dejaba espacio para iniciar una conversación, estar junto a él se volvía una tortura con el paso del tiempo, quería odiarlo y sacarlo de mi mente.Pero se volvió imposible, aquel día lluvioso, aunque era horrible, dentro de mi, sabía que pasaría algo magnífico, corrí bajo la lluvia deseando qué fuera el día que tanto anhelaba, deseando que fuera el día en que por fin Mitchell Maxwell me notara.Tal
•••El mejor día de mi vida•••La preocupación de Mercy iba en aumento con cada segundo qué pasaba, empezaba a sudar frío.—No debe de preocuparse por su hija, mi nieto es un hombre excepcional, si él no cuida bien de ella, me encargaré yo misma de él—dijo la señora Nora poniéndose en los zapatos de la madre de Zeida.Podía ver a una mujer humilde y trabajadora, que había sacado a sus dos hijas adelante, por supuesto que las defendería sin dudarlo.—Me alegra saberlo, no quiero dudar de su nieto, así que espero que en verdad sean muy felices.Zeida sujeto la mano de su madre y sonrió, había estado muy asustada de lo que ella pudiera decirle o como iba a tomarlo, pero ya no podía vivir solo imaginando como podría ser.—Estoy planeando irnos de viaje, no será por mucho tiempo, un par de días tan solo, no puedo dejar mi empresa sola, pero me gustaría que al volver, nos reunamos de nuevo para…—Mitchell sintió un retorcijón en el estómago —Para hacer un viaje en familia.—¡Si, a mi m
•••¡Nooo!•••Mercy en lugar de irse a su casa, se fue a la casa de Mitch, ahí se encontró con Itzel, quien a su vez se alistaba para la cena familiar, Itzel era demasiado despreocupada, así que cuando Mercy le dijo que quería ir a la cena, Itzel le dijo que si podía ir.Mercy era como de la familia después de todo, Itzel estaba segura de que Mitchell no tendría problema con eso.Pero antes de que salieran, Mercy corrió al botiquín de la casa, un botiquín muy bien equipado, tomó un laxante y sonrió con maldad, pues esa noche, pondría en vergüenza a Zeida, tanto que Mitchell no pudiera verla nunca más a la cara.………..—¿Me veo bien?—Preguntó la señora Valentina mientras se veía al espejo.Támara sonrió y asintió. —Si mamá, te vez bien.—El señor Maxwell debe de tener mucho dinero, ¿Verdad?.—Nada le faltará a mi hermana— dijo Tam mientras veía por la ventana el auto negro qué las esperaba, había sido mandado por el mismo Mitch para llevarlas a la cena de esa noche, sin duda era
•••Apiádate de mi•••Zeida lentamente sujetó su rostro y lo alzó hacía ella, los ojos de Mitchell brillaban de un modo encantador, sus labios rojos y sus mejillas sonrojadas por todo el alcohol qué había bebido.Ella nunca antes había visto algo tan perfecto.—No hace falta que hagas eso, no hace falta que te esfuerces en hacer que me enamore de ti.—¿Por qué?.Zeida acercó sus labios a los de Mitch y cerró los ojos. —Porque hace mucho que yo te amo.Dentro de Mitchell siempre existió ese pequeño hueco qué no podía ser llenado con nada, tenía dinero, una empresa, familia buena, amigos, una vida activa, pero nada de eso lo hacía realmente feliz, se llamaba así mismo inconformista, ya se había echo a la idea de vivir así…, y de pronto…la plenitud lo invadió, si moría justo en ese momento, él moriría sumamente feliz.—Te amo Mitchell Maxwell—Susurró Zeida conteniendo el aliento.Mitchell se puso de pie, aún tambaleante, la sujetó de la cintura y la miró fijamente.—Dilo de nuevo
•••Un demonio cursi•••—No deberías de beber de ese modo.—¿Y por qué no?, ¿A quien le importa?, no le importo a ella.—Dices tonterías Mitch, se van a casar.Mitchell soltó una carcajada qué asustó a Elías, nunca lo había visto de ese modo tan descontrolado, era aterrador.Suspiró un poco agobiado, de un momento a otro, Tomas se tuvo que ir por un asunto con su esposa, y Nelson escapó con una linda chica que inicialmente trató de ligarse a Mitchell, pero al ver el nulo interés, cambió su objetivo.Elías se había quedado solo con Mitchell y ahora se sentía un poco…asustado.—Te diré un secreto, solo porque eres mi amigo, ¿Eres mi amigo?.—Me temo que si— Respondió Elías con sarcasmo.Mitchell bebió todo el licor de su vaso y pidió uno más.—¿Sabes como me llaman en el trabajo?, el demonio Mitch, ¿Y sabes por qué?, porque soy terrible, soy un maldito.Elías alzó una ceja y sonrió. —Eso no es nada nuevo.—La obligué a casarse conmigo, así de maldito soy— confesó Mitchell y b
•••Te gusta•••—Lo siento Leonard, pero ya te he dicho que estoy comprometida, y por favor no vuelvas a hacer eso, la gente puede mal interpretarlo.Leonard alejó sus manos de las de Zeida y sonrió un poco incómodo y avergonzado.—Lo siento, no quería incomodarte.Zeida bebió de su jugo y suspiró.—Estoy muy enamorada de mi novio, y él trabaja aquí mismo, así que…—A, entiendo, que tonto soy, bueno, seamos amigos entonces, ¿Te parece?.Zeida asintió.Por otro lado, Mitchell estaba realmente molesto.—¿Alguien trae un cigarro?.Nelson y Tomas se miraron el uno al otro, Mitchell había dejado el vicio desde la universidad, debía de sentirse muy estresado.—¿No es muy temprano para beber?—Preguntó Tomas aún sin saber porque se habían ido de la cafetería.—¿Temprano?, ¿Dónde quedó tu espíritu aventurero?, llamaré a Elías— dijo Nelson un poco entusiasmado. —Iremos en tu auto.Fue así como los tres se subieron al auto de Tomas y condujeron hasta un pequeño restaurante-bar cerca de
Último capítulo