Mundo ficciónIniciar sesiónEl sol entraba tímido por la ventana, acariciando mi piel con su luz dorada. Abrí los ojos lentamente y lo primero que sentí fue un peso cálido, fuerte y delicioso alrededor de mi cintura. Kael me abrazaba como si temiera que pudiera escapar de sus brazos en cualquier momento.
Me moví un poco, y el cuerpo me dolió. Mis muslos, mi espalda, hasta mis labios hinchados por sus besos. El recuerdo de la noche anterior me golpeó con una ola de calor, y un sonrojo me subió directo a las mejillas.
El agua, sus manos, sus gruñidos reclamándome…
«Ay, Lau, Diosa, lo que nos hizo anoche, uuff. Nuestro macho es un animal… ¡Diosa! pensé que no íbamos a sobrevivir bajo esa du







