Madrid. Fundación McNeil.
—¿¡Qué quieres decir con que cerraron las cuentas?! —gritó Luciana, estrellando su móvil contra la mesa de cristal.
Ernesto McNeil, su padre, apenas pestañeó.
—Los movimientos financieros recientes levantaron sospechas. El FBI intervino las cuentas madre y las subsidiarias.
—¿Y el dinero de la filial en Suiza?
—Congelado. También. Gabriel Araújo presentó pruebas al Tribunal de Ética Internacional de Investigación Médica y a la Audiencia Nacional. Quieren llevar esto a juicio abierto.
Luciana se pasó las manos por el cabello, desordenándolo como si intentara arrancarse los pensamientos por la raíz.
—¿Y mi nombre?
—Aún no aparece en los documentos entregados al juzgado. Pero con la exposición de Santillán y lo que Clara representa… es cuestión de tiempo.
Luciana se giró hacia su madre, que hasta entonces había permanecido en silencio.
—Mamá, haz algo. Siempre dices que yo soy el legado de esta familia. Pues sálvame.
—Lo estoy haciendo, hija. Estamos limpiando e