Valeria cerró la puerta tras ella y apoyó la espalda contra la madera. El día había sido largo, pero el cansancio no lograba apagar el fuego que ardía bajo su piel. Había llegado la hora de jugar fuerte.
—¿Estás lista? —preguntó Javier, uno de los pocos en quienes confiaba—. Tenemos todo el material.
Valeria asintió, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. —Vamos a mostrarles que no soy tan fácil de sacar del camino.
Sobre la mesa, su equipo secreto desplegó pruebas recolectadas en silencio: horarios cruzados, cámaras ocultas, accesos al sistema desde usuarios falsos, manipulación de archivos quirúrgicos. Todo apuntaba a sabotaje. Todo apuntaba a alguien que no solo conocía el hospital… sino que se movía con libertad en sus pasillos.
—Y ahora que tenemos esto, ¿qué sigue? —preguntó un joven residente.
—Sacar a Clara del campo de juego —respondió Valeria con frialdad.
—¿Sacar a Clara del hospital? Ya me la habían sugerido. —Thiago levantó la voz por primera vez en la conversación, e