Patrick parpadeó sorprendido, mirando a David con cierta incredulidad.
— ¿Tu prometida? — Repitió Patrick. — ¿Tú me estás hablando en serio?
— ¿Por qué nunca antes la mencionaste? — Preguntó Albert, arrugando el entrecejo.
— No tenía por qué decirles, es… — David inhaló profundo, pensativo. — Es complicado.
Albert se quedó por un momento pensativo, ¿Y qué pasaba con Mari? Por qué él hubiera jurado que notó interés de David por su hermana.
— Nos estás jodiendo, ¿No? ¿Me estás diciendo que “Tu prometida” es parte de esto? — Siguió Patrick, confundido, poniéndose cada vez más tenso.
— David… ¿Nos estás usando? — Agregó Albert de repente.
— ¿Qué? — David lo miró, sorprendido.
Albert se mostró más serio, cruzando los brazos y miró a su hermano, Patrick, con una mezcla de sospecha y exasperación.
— Confiesa de una vez, nos estás manipulando, ¿No es así? — Insistió Patrick, tronándose los dedos con un gesto amenazante.
— ¡¿Qué?! ¡No! ¡Por supuesto que no! — Voceo David indignado.