Pensativo y desecho, David estuvo pasando por diferentes medios asegurándose de que su padre hubiera cumplido con su parte del trato.
Luego de varias vueltas, David terminó visitando a su amigo, Edgar, quien le había avisado de la noticia.
— ¡Vaya! Lo lograste… — Lo saludó Edgar, dándole un apretón de manos a David. — Quitaron la noticia…
— Sí, aunque no fue nada fácil… — Suspiró David, afligido. — Pero gracias por avisarme, hermano.
Ambos pasaron al salón y tomaron asiento en el sofá, Edgar sirvió un par de tragos para celebrar.
— No fue nada, sabes que puedes contar conmigo… — Aclaró Edgar estirando el vaso de whisky hacia David. — Si hay algo más que necesites…
— Qué bueno que lo dices, porque necesito otro favor… — Asintió David al tiempo que tomaba el vaso.
— ¿Qué será?
— Aunque ya me imagino el personaje, tengo que saber, tengo que tener pruebas de quién fue la persona que regó esa noticia. — Preguntó David con mucha seriedad.
— Ah, claro amigo, esa está muy fácil…