— ¡¿Qué mierda haces tú aquí?! — Gritó Daniel a su hermano, indignado, al tiempo que apretaba los puños a los costados.
Era tan humillante la situación para Daniel, que fue imposible simular, todos los ejecutivos y gerentes lo miraron sorprendidos, pues su presidente nunca había gritado así.
— Solo vine para acompañar a Mari… — David se encogió de hombros como si nada. — Sabemos que hoy en día hay mucho peligro afuera y también cerca…
Se escucharon murmuros, Daniel miró una vez más alrededor, los empleados esperaban expectantes, ¿Qué era lo que estaba pasando?
Mientras tanto, en una esquina, Kelly lo esperaba con los brazos cruzados, obviamente molesta.
Daniel tenía que controlarse y recordar que debía actuar con prudencia.
Así que luego de inspirar profundo, Daniel se acercó a Mari, tomándola por el brazo para detenerla.
— Tenemos que hablar… — Murmuró Daniel a Mari. — Vamos, acompáñame… — La jaló.
— Yo no tengo nada de que hablar contigo… — Mari se plantó con fuerza para e