El mundo parecía estar rompiéndose alrededor de Amelia no sabía nada de lo que su tío acababa de descubrir, la verdad que tanto oculto y por la que tanto sufrio en silencio estaba por descubrirse, pero el zumbido de las máquinas del hospital era un velo que la aislaba de todo . La mantenía sedada, a la deriva en un océano de recuerdos, permitiéndole revivir, una y otra vez, los momentos más felices junto a su amor de juventud.
Flashback: Costa Careyes, 1992. El Mar.
Luca rio suavemente, un sonido ronco y honesto que vibró contra el pecho de ella. La envolvió en sus brazos, protegiéndola del leve frío del mar nocturno, e inhaló profundamente el dulce aroma a fresas de su cabello. —Te prometí que no lo olvidaría —susurró él.
Se quedaron así, meciéndose con las olas bajas, bajo un cielo estrellado tan brillante que parecía irreal. Eran solo dos cuerpos compartiendo la quietud de la noche y la promesa de un amor que apenas despertaba.
—Te prometí que te daría mil besos, ¿recuerdas? —dijo