Mundo ficciónIniciar sesiónPor primera vez en lo que pareció ser toda una vida, Luca Bellini durmió.
No fue el sueño agitado y ligero del estratega en un hotel de lujo, ni el colapso por agotamiento en un sillón de hospital. Fue un sueño real, profundo, sanador. Con el peso cálido de Amelia acurrucada contra su pecho, su brazo rodeándola protectoramente, el magnate atormentado, el padre vengativo y el amante culpable desaparecieron. Solo quedó Luca, un hombre que finalmente, después de treinta años, había encontrado la paz.
Amelia también durmió. Anclada por el calor de su cuerpo, por el l







