25: Un baile.
Daniel se mantuvo en silencio. Por supuesto, hacia seis meses, casi siete, Emma había sufrido la pérdida de su hijo. No podía reprocharle eso, y esperaba que la reina no lo hiciera. Sin embargo, creía importante avanzar.
— Comprendo tu dolor. Pero hay situaciones que debemos superar con el tiempo. — respondió.
— Esto no. — dijo Emma tajante.
Cerrando el libro de etiqueta real, la hermosa rubia se levantó del escritorio, y decidió salir de la biblioteca. No pensaba tolerar una charla sobre la perdida y la superación.
Daniel, la detuvo tomándola de la mano.
— Lo lamento, no debí decir eso. — se disculpó. — Creo que soy la persona menos indicada para darte un sermón al respecto. — dijo dejando ver algo de su tristeza en sus ojos celestes.
Emma notó aquello.
— ¿Su madre? — cuestionó.
Daniel asintió.
— Ella se fue, pero yo sigo recordando cada una de sus sonrisas día con día, es por eso que no pude seguir cuida de su jardín de rosas. — respondió.
Mirándolo, y sin pensarlo mucho, Emma le di