7. Falsos.
El canto de las aves rompía el silencio de la mañana, y las copas de los árboles, se mecían apaciblemente en el gentil viento. La servidumbre comenzaba su rutina diaria, y corría de aquí hacía allá preparando todo para el nuevo día. El aroma de los pastelitos que se horneaban en la cocina, llenaba los pequeños y los grandes espacios, y Emma se sintió nostálgica. Hacía un tiempo atrás, aquella había sido su vida diaria, y así habría seguido si aquella fatídica noche nunca hubiese ocurrido. Los hijos de los sirvientes, corrían alegremente en los jardines de servicio, y nuevamente, aquel doloroso nudo con el que llevaba peleando seis meses, le estrujaba la garganta, y el llanto reprimido, amenazaba con escapar, pero, no iba a permitírselo.—Pareces demasiado nostálgica, ¿Todo esto te trae recuerdos? Es una pena que ya no seas la señora de este lugar. — la burlona voz de Mónica irrumpió en sus pensamientos.Decidiendo no prestarle atención a esa maliciosa mujer que no había traído más que
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