La lámpara de la mesita de noche derramaba un resplandor cálido sobre la cama de Chloe, iluminando apenas los papeles frente a ella y la libreta donde escribía con trazos rápidos.
Su móvil descansaba a un costado, con la galería abierta en la pantalla. Una a una, repasaba las fotografías que había tomado del libro contable en la oficina de Thomas.
Cada número, cada columna desajustada, cada movimiento sospechoso se convertía en líneas apresuradas de su puño. Era evidencia peligrosa que, si alguien más descubría en sus manos, estaría en serios problemas
En el exterior, la tormenta se derramaba contra los ventanales con violencia, pero dentro de esa habitación el mundo parecía detenido, mientras Chloe se refugiaba en la falsa sensación de seguridad.
Más allá de esa puerta, Brendan rondaba la mansión como una presencia constante, como una sombra que no necesitaba mostrarse para hacerse sentir, mientras Chloe se ocultaba de su magnetismo.
Tras unos cuántos minutos más, guardó el teléfono