Brendan se encontraba frente al espejo de su habitación, acomodando el cuello de su camisa antes de ajustarse la corbata. Sus dedos se movían con una precisión casi obsesiva, como si en aquél gesto no solo buscara pulcritud, sino también poner en órden sus propios pensamientos.
El hombre que se reflejaba no era más que el disfraz cuidadosamente confeccionado para poder llevar a cabo su plan. Aunque detrás de esa armadura y la aparente quietud que envolvía su presencia, se ocultaban pensamientos que no podía callar.
Las palabras que Chloe le había dicho permanecían rondando en su mente como un eco incesante. Aquellas acusaciones le recordaban todo aquello que detestaba de su plan.
Como tener que llamar Padre a un desconocido con el que nunca tendría un lazo real y que le había causado tanto daño a su madre, y también tener que aceptar un compromiso con una mujer a la que no amaba porque sabía que lo ayudaría a ganarse su confianza.
Sintió el nudo de la corbata más ajustado de lo habitu