66. Posible aliada
—Papá, ¿mamá también vendrá con nosotros después? —preguntó Alin en el camino, jugueteando con las manos—. Se quedó muy triste sin nosotros.
—No, por ahora no —respondió él con frialdad—. Debes comportarte Romina, Alin. Nada de travesuras, o lo pasarás mal.
—¿Tú la quieres?
—¿Qué clase de preguntas son esas, Alin? —frunció el ceño—. Mejor quédate callada.
La niña se encogió en su asiento, entristecida. Su papá ya no era como antes: no la consentía ni le hablaba con cariño. Seguramente era porque ahora tenía a otra mujer, y entonces ya no necesitaba ser bueno con ella. Su madre se lo había explicado claramente.
Al llegar a la mansión, Elian bajó primero, avanzando sin esperarla. Alin corrió detrás, intentando alcanzarlo. Un empleado bajó la pequeña maleta de la niña y la llevó adentro. En el salón, Romina lo esperaba sentada, hojeando una revista de modas.
—Hasta que por fin... —comenzó a decir, pero se interrumpió al ver la figura menuda que seguía a Elian—. ¿Qué hace esa m