Capitulo 14

Los labios de Erick eran ridículamente suaves, y Linda se estaba enloqueciendo con cada roce, con la humedad de su lengua y con las manos cayosas de su amante mientras le recorría la espalda con anhelo. Besar de esa manera tan íntima a Erick se había sentido... ¿Cómo definirlo? Solo podía definirlo como perfecto, ninguna otra palabra encajaba con lo bien que se sentía. No es que su experiencia amorosa fuera demasiado extensa, en la época que asistía al instituto con suerte besó a tres chicos y cada uno de ellos fue un rotundo fiasco.

Los labios de Erick se sentían cálidos, húmedos y jodidamente suaves. Puso todo lo que tenía de sí en besar esos labios que eran una maldita perdición, y ni siquiera se dio cuenta de que estaba presionando y frotando sus pequeñas y delicadas manos contra el amplio pecho de Erick, no se percató de su acción hasta que el hombre ahogó un jadeo en su boca. Avergonzada, apartó la boca y enterró la cara en el ángulo entre el cuello y el hombro del castaño, jade
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