Justo en ese momento, el vendedor, incómodo por la intervención de Alexis, se volvió hacia él con una expresión despectiva. —Estas mujeres están molestando, señor. Quieren adquirir un vestido que, claramente, no está a su nivel —dijo con desdén, señalando a Linda y Linzy, con esas fachas que traen solo asustan a los clientes, piensan que son delincuentes y no quieres ingresar. —Ante las palabras del hombre Alexis apretó los puños con rabia.
Franchesca, que había estado observando la interacción, siguió la mirada del vendedor y notó que Linda contemplaba el hermoso vestido blanco que había capturado su atención. Con una sonrisa astuta, se adelantó, decidida a aprovechar la oportunidad. — Oh, claro. ¿Por qué no me muestras ese vestido? —Dijo, su tono rebosante de sarcasmo.
El vendedor, complacido por la atención de Franchesca, asintió gustosamente. — Este es un diseño exclusivo, único en el mundo —le dijo a Franchesca, mientras se dirigía hacia el vestido en la vitrina—. Cuesta una fort