Sus palabras explotan mi cabeza pero en cierta forma tiene mucha razón. Lo que haga o deje de hacer, puede cambiar el curso y por eso debo pensar bien cada paso que vaya a dar.
—Entiendo—digo buscando la puerta de su oficina pero el me toma de la mano, sorprendiéndome.
—Quédate—me pide aumentando los latidos de mi corazón—solo un momento.
—No está bien que pasemos tanto tiempo juntos —le digo, tratando de sonar firme. Pero mi voz tiembla un poco, y me doy cuenta de que estoy nerviosa.
Thane sonríe y se acerca a mí. Su mirada es intensa, y siento que me derrito bajo su mirada.
—Lo pasaremos bien cuando seamos esposos —dice, con una voz llena de convicción—. Y sobre todo en la luna de miel.
Me ruborizo y siento que mi corazón late más rápido. No sé qué decir, no sé cómo reaccionar. La idea de estar con Thane como esposos es algo que me ilusiona no sé porque, pero también me da miedo.
Me pega contra la pared, acorralando contra la madera y su cuerpo grande. Es muy grande, y yo tan pequeñ