—Tienes que usarlo contra mí —dice el alfa, su voz firme y decidida.
Doy un paso atrás, sorprendida y confundida. No puedo creer lo que acaba de decir.
—¿Qué? —pregunto, mi voz llena de incredulidad—. No entiendo.
—Tienes que usar tu poder en mí —repite, su mirada intensa—. Tienes que curarme.
Me quedo helada, mi mente girando en círculos. ¿Curarlo? ¿A él? La contradicción es demasiado grande. Precisamente, estoy aquí para matar al alfa, no para curarlo. Pero no puedo decirle eso. No puedo revelar mis verdaderas intenciones.
Comienzo a caminar de un lado a otro, intentando procesar lo que me ha pedido. Mi poder de sanación es algo que he utilizado para ayudar a mi manada, para curar heridas y enfermedades. Nunca he pensado en utilizarlo para curar a alguien que considero un enemigo.
La ironía de la situación es casi demasiado para soportar. El alfa, el hombre que ha estado cazando y matando a mi gente, quiere que lo cure. Quiere que utilice mi poder para salvar su vida. Me siento atra