El ala este del castillo parecía respirar con vida propia. Liria avanzaba por el corredor abandonado, donde el polvo danzaba en los rayos de luz que se filtraban por las ventanas estrechas. Sus pasos resonaban sobre el suelo de piedra, creando ecos que parecían susurros de advertencia.
Auren le había hablado de esta sección del castillo con una mezcla de reverencia y temor. "Nadie viene aquí, mi señora. Dicen que los espíritus de la antigua reina aún deambulan por estos pasillos."
La curiosidad había sido más fuerte que el miedo. Después de semanas de encierro en su torre, cualquier misterio era preferible a la monotonía de sus días. Además, algo en la forma en que Auren había mencionado a la madre de Caelan había despertado su interés.
"Era una mujer... diferente," había dicho la doncella, bajando la voz como si las paredes pudieran escuchar. "Venía de las tierras del este, donde practican artes que aquí llamaríamos brujería. El rey anterior la amaba con locura, pero la corte nunca l