SILVANO DE SANTIS

Me había levantado temprano porque Anny quería que fuera por ella. Solo un pedido para sentirse consentida, y yo, como buen novio, se lo concedí.

Después de hablar con Noah, me subí a mi auto y partí. Espero que Noah tome una decisión... Paolo era un gran dolor de cabeza, pero no podía negar que estaba enamorado. Y cuando los hombres como nosotros se enamoran, solo podemos alejarnos si nos sacan el corazón, y por lo visto, Paolo estaba dispuesto a sacárselo por la hermana de Noah.

Llegué a la casa de Lucien y toqué el timbre. Sentí unos pasos corriendo y sonreí: esa debía ser mi Anny.

Y así fue. Abrió la puerta con una sonrisa, pero aún en pijama. Alcé una ceja.

—Se supone que deberías estar lista.

—Me quedé dormida —dijo con el puchero más dulce que jamás vi.

—Pasa, estamos tomando desayuno. Toma conmigo y luego subo a cambiarme.

—Está bien.

La tomé de la cintura y besé sus labios.

—Te amo, princesita.

Entré y Lucien estaba impecable como siempre, pero Addy estaba c