LUCIEN MORETTI
Me recargué en el respaldo de la silla, con la mirada fija en el escritorio. Las manos entrelazadas, el corazón aún palpitando un poco más rápido de lo normal. Mi padre, me había llamado la atención. Las voces resonaban en mi mente, los reproches sobre cómo estaba manejando a mis hermanas. La preocupación por ellas estaba justificada, claro, pero a veces sentía que se olvidaban de todo lo demás que también estaba en juego. No podía permitirme ser solo un hermano. La familia Moretti era mucho más que eso.
—Asegúrate que esto no empeore. —El tono de papá aún retumbaba en mi cabeza. Lo que menos necesitas ahora es ser su niñera, si ellas querían portarse mal lo harían sí o sí, prefería que me tuvieran la confianza para estar seguras en mi casa, donde mis ojos las vean y mis oídos las escuchen, antes que se arrancaran hacia un lugar para estar con sus novios, ¿Por qué todo tenía que ser tan jodidamente difícil?
Mis ojos se cerraron brevemente, y me tomé un momento para resp