Tengo maneras para hacerte hablar.
LUCIEN MORETTI
La sala estaba en penumbras.
El traidor —aún sin darnos su nombre real— respiraba agitadamente frente a nosotros. Josh le había dado un golpe seco en el estómago minutos antes, solo para recordarle que no estábamos jugando.
Silvano estaba de pie, en silencio, como una sombra con cuchillo.
Noah tecleaba sin pausa en su portátil, cruzando datos. Paolo, con su tablet, sacaba archivos y los cotejaba con los de Noah.
Y yo... yo solo quería saber cuántos más habían.
—Hiciste una jugada muy estúpida —dije, apoyando los antebrazos en la mesa frente a él—. Ahora dime algo que me impida hacer que desaparezcas por completo en los próximos diez minutos.
El tipo tragó saliva.
Sudaba.
—Escúchame... sabes muy bien que eres hombre muerto. No acepto traiciones ni en el más mínimo nivel, pero tú decides si te vas gritando de dolor o con un simple tiro en la cabeza. De todas maneras, conseguiré lo que quiero. Tengo mis maneras para hacerte hablar.
Y finalmente... se quebró.
—No soy el úni