LUCIEN MORETTI
Estaba bajando las escaleras rumbo al pasillo norte, buscando a Josh para una revisión de seguridad. Últimamente algo me olía mal en el borde que colinda al bosque y él, como siempre, tenía la última palabra, porque era el que siempre iba más allá de su ronda, siempre buscando pequeños lugares donde se pudieran meter a la mansión como el muro de glicinas de la ultima vez. Iba perdido en mis pensamientos cuando la vi.
Una sombra ágil, ligera, que se escabullía a través de la puerta del fondo.
Mi ceja se alzó sola.
Marie.
Cabello revuelto. Mejillas sonrojadas. Caminando en puntas de pie, y en ¿pijama?
Entreabrí los ojos, bajando los pasos como un depredador. Ella ni siquiera se percató de mi presencia. Se deslizaba por el pasillo como una ladrona, cruzando desde la puerta de Josh a su habitación.
Una ladrona de camas ajenas. Dios mi hermana me va a volver loco.
Se acomodó la ropa con rapidez, se mordió el labio y se metió en su cuarto.
Mi mandíbula se tensó.
No. No podía