PAOLO MORELOS
Caminaba de la mano con mi florecita. Sus clases se habían cancelado y me escribió para pasar el día conmigo. Como buen novio, pedí el día libre. Además, estaban tan ocupados con Bastien en casa que ni notaban si yo estaba o no.
Cuando recibí el video de Lucien, morí de la risa. Silvano estaba pálido, y se notaba el miedo en sus ojos. No lo culpo, estar frente a Bastien De Filippi era tremendo. Yo también sentía como si me faltara el aire.
—¿Quieres un helado, mi amor?
—Me gustaría, pero también me gustaría que almorzáramos juntos y pasáramos el día los dos.
—Ok, dime qué quieres almorzar, yo te llevo al mejor restaurante.
—Me gustaría almorzar en tu departamento y cocinar juntos.
—¿De verdad? ¿No prefieres que te atiendan como una reina?
—Si estoy contigo, estaré feliz, Paolo.
—Bueno, lo que mi florecita quiera.
Fuimos por un helado, luego al supermercado por cosas para cocinar.
—¿Y tu hermano? ¿Cuándo podremos hablar?
—Él está de viaje, está trabajando, así que aún no l