Aun estoy en su corazón.
AUGUSTO DE FILIPPI
Bajé las escaleras con una fuente de galletas en la mano y el corazón tambaleándose dentro del pecho.
Lucien tenía razón. Siempre la tuvo.
Negar lo que siento por Lucy era tan ridículo como seguir pretendiendo que no me importa verla con otro.
Sí me importa. Me importa demasiado.
Mi hermana me miró al pasar por el salón, pero no dije nada. Solo le mostré las galletas y ella me sonrió con picardía como si supiera exactamente a dónde iba. Claro que lo sabía. Siempre lo ha sabido todo, no sé si es el poder que tienen los gemelos, pero ella siempre sabe lo que me pasa incluso antes que yo.
Crucé el pasillo en silencio, dejando que el aroma de vainilla y chocolate me envolviera. Eran las galletas que le gustaban a Lucy. Las que pedía desde niña. Las que compartíamos en la cocina mientras me hablaba de sus libros, de sus dibujos, de sus sueños.
Al llegar al ventanal que daba a la terraza, la vi.
Sentada en el suelo, con las piernas cruzadas sobre una manta, rodeada de láp