LUCIEN MORETTI
Estábamos en la sala, los últimos minutos antes de que Asher y Clarita se subieran al coche rumbo al aeropuerto. La casa estaba llena de risas, la sensación de despedida rondando en el aire, pero no en una forma triste, sino más bien cálida, amistosa. Clarita y Asher se habían integrado tan bien al círculo que ya era casi como si fueran parte de la familia desde siempre, de esas personas que no necesitas conocer mucho tiempo para saber que siempre estarán ahí.
Asher, con su sonrisa relajada, se despidió de todos mientras cerraba su maleta con todos los regalos que le enviamos a sus padres. Clarita estaba a su lado, su mirada llena de afecto hacia todos.
—No olviden ir a nuestra boda —les dijo con una sonrisa traviesa. —Ya lo saben, un mes más y nos casamos. No me vale que no vengan.
— Sí, quiero al fin conocer a mi tío Bastien, quiero saber si soy tan parecido a él como dicen. Les dejé su invitacion para que se la lleven.
— Yo conocí a tía Kate por video llamada y es mu