La fiesta concluyó. Chiara sentía emociones intensas; sabía que lo que había sentido, vivido y recordado era algo sumamente extraño. ¿Acaso su vida no era suya? Porque ella no era ella, aunque hubiera sentido lo que fuera... no estaba atada a nadie por una vida pasada.
Adriano, por su parte, sentía que había recuperado a su gran amor. ¿Acaso la vida había sido benévola con él? La familia decía que sí. Algunos murmuraban con temor: si bien Martina nunca había pertenecido formalmente a la Cosa Nostra, Chiara sí. Había que investigar, descubrir si lo vivido era real... ¿estaba Martina en el cuerpo de Chiara? Pero eran diferentes. Como si Martina hubiera aprendido algo en su otra vida. ¿Era realmente una reencarnación?
Cuando el último invitado se marchó, quedaron ellos dos solos. Se miraron profundamente. Necesitaban hablar, saber si lo que habían sentido era real. ¿O acaso sólo había sido la carga energética del momento?
—¿Qué sucedió hace unos momentos, Chiara? —cuestionó el hombre—. ¿