Maya se enamoró perdidamente de Denzel, un amor tan intenso como fugaz. Poco después de conocerse, él le propuso matrimonio. Ella aceptó sin dudar, aún sabiendo que él era un hombre lobo, una criatura de otro mundo, muy distinta a una simple humana. Pero lo que parecía un cuento de hadas pronto se convirtió en una pesadilla. En menos de tres años, Maya solo conoció maltratos, humillaciones y una jaula de dolor. Ya era tarde para arrepentirse: al casarse con Denzel y aceptar ir a ese mundo, había aceptado las reglas del clan, donde solo la muerte podía romper el vínculo matrimonial, tal como lo dictaba la voluntad de la Diosa Luna. Atrapada sin salida, Maya no podía huir, hasta que aquel misterioso Alfa aparece. Él necesitaba su sangre... y ella escapar.
Leer másCapítulo 1
Atada a un hombre lobo
Cada noche era una sentencia. Maya se acurrucaba al borde de la cama, temblando en silencio. En su mano derecha empuñaba con fuerza una navaja de plata: el único objeto que su esposo no había podido arrebatarle desde que decidió seguirlo al mundo de los lobos.
Cuando conoció a Denzel, pensó que él exageraba al contarle sobre las estrictas leyes de su tribu. “Una vez que seas la esposa de un Alfa, nadie podrá separarnos”, le advirtió él con una seriedad que en aquel entonces le pareció romántica, incluso sonrió, ilusionada con aquella devoción salvaje y tierna a la vez.
Pero ahora, casi tres años después, esa sonrisa era solo un recuerdo enterrado. El miedo se había instalado en su mente como una sombra persistente. Cada noche, al apagar la última luz, el temor la invadía, Denzel llegaba junto a ella o borracho o lleno de ira… Llevó la navaja hasta su pulgar y presionó apenas la afilada hoja. Un pinchazo de dolor la hizo jadear…
Sí, la cuchilla es filosa… pero, ¿la usaría para defenderse?
Esa era una decisión que aún no podía tomar.
Flashback…
—Estoy enamorado de ti, Maya. Eres el amor de mi vida.
Maya sonrió al escuchar la confesión de Denzel. Él irrumpió inesperadamente en su vida una tarde.
En una tarde casual, dejó su trabajo de medio tiempo y se fue a la universidad camino a la universidad. Denzel conoció a Maya. Maya desprendía un temperamento y una personalidad únicos que lo enamoraron profundamente. Maya quedó completamente atrapada bajo su feroz ataque.
—Yo también estoy enamorada de ti, Denzel —respondió sin dudar, como si su corazón hubiera dicho la respuesta antes que su mente—.
—Deberíamos casarnos —dijo él, apretándole la mano con fuerza—. Pero si estás dispuesta a aceptar,
debes saber la verdad: soy un hombre lobo... Debes venir conmigo a mi tribu. Ve a Lunares.
Maya contuvo la risa. No era porque no le creyera, sino porque sentía que su entusiasmo era tan intenso que la pasión era casi una fantasía. Para ella, era solo otra forma de expresarse con fuerza.
"Te amo.
—Claro que acepto —dijo con firmeza—. Adonde me dejes ir, iré contigo.
No fue hasta una noche lluviosa, cuando él rompió la puerta de su apartamento cubierto de sangre y sus afilados colmillos rasgaron su camisa, que Maya se dio cuenta de que se había enamorado de un lobo con piel humana. Tenía miedo, pero aun así curó sus heridas y lo cuidó toda la noche.
—Maya, casémonos. Te necesito. Te amo. «Los votos de Denzel aún están vívidos en mi mente».
—Sí, quiero. «Maya tenía miedo y usó todo su coraje para responder a sus sentimientos».
--Estaba ciega de amor. Nunca había experimentado algo así. Cuando sus labios se
encontraban, todo lo demás desaparecía. No necesitaba razones, solo emociones. Quiso
llamar a su familia adoptiva, despedirse bien, pero Denzel la detuvo.
—Mi amor, si de verdad me amas, debemos irnos ahora mismo, sin explicaciones. Confía
en mí. Seremos felices —le susurró al oído mientras la abrazaba y la besaba en la frente.
Y Maya aceptó. Sin reservas. Solo se despidió brevemente de sus padres adoptivos y de
algunos amigos de la universidad. Dejó todo atrás. Porque en ese momento, lo único que
veía era amor.
No sabía que también estaba viendo el comienzo de su encierro.
Fin del flashback
Desde el primer día, algo no había estado del todo bien, cuando Denzel la llevó en su auto hacia la ciudad donde, según él, vivía con su tribu, Maya sintió un sueño extraño, imposible de resistir. El camino se volvió brumoso en su mente. Apenas recordaba los árboles deslizándose por la ventana, las luces del atardecer filtrándose entre ramas retorcidas… y luego, nada.
—¿Falta mucho? —preguntó ella con voz débil, antes de que el letargo la venciera por completo.
—Cierra los ojos, amor —susurró Denzel, sin apartar la vista del camino—. Cuando despiertes, estaremos en casa.
Y así fue. Cuando abrió los ojos, ya no estaban en la carretera. Estaban en Lunareth, aquel nombre le resultaba extraño para el nombre de una ciudad…
No supo cómo había llegado allí, el paisaje era diferente a todo lo que conocía: montañas cubiertas por niebla espesa, árboles oscuros como carbón debido a esa bruma y un cielo que parecía nunca despejarse para dejar entrar al sol, el aire olía a tierra húmeda.
La ceremonia ocurrió poco después, ella se sentía mareada, como si aún estuviera dormida. Recuerda haber aceptado con un leve movimiento de cabeza cuando alguien le preguntó si deseaba unirse a Denzel.
Entonces escuchó esa voz gutural, como salida de una caverna:
—Aquí, en Lunareth, nada ni nadie, excepto la muerte, podrá separarlos. Nunca…
Un escalofrío recorrió su espalda. Miró a Denzel, que sonreía como si acabara de conquistar un reino.
—¿Qué dijeron? —preguntó Maya en voz baja, con un hilo de duda, pensó que de nuevo el romanticismo excéntrico de Denzel había tomado el control.
—Solo tradiciones antiguas —dijo él, tomándole la mano—. Palabras que bendicen nuestra unión. No te preocupes, estás a salvo ahora.
Pero esa noche, al intentar dormir, Maya volvió a sentirlo: esa sensación de estar atrapada en un sueño del que no podía despertar. Y aunque Denzel dormía a su lado, abrazándola con fuerza, ella sintió que estaba completamente sola, fue la primera vez que intimaba con alguien, fue una primera vez algo difícil de olvidar y no por la ternura, sino por la brusquedad de su esposo, ella se levantó y fue hasta el baño, observó su cuerpo, el cual estaba lleno de moretones después de haber consumado su noche de bodas…
—¿Qué me hiciste…? —susurró al vacío, apenas audible para sí misma. — Eso fue además de doloroso, demasiado incómodo… —Se dijo a sí misma.
Las siguientes noches fueron una extensión del encierro. Denzel, cada vez más autoritario, la miraba con frialdad tras las primeras palabras del día.
—Debes estar preparada para lo que yo necesite. Desde ahora, tus obligaciones son claras: cuidar de esta casa, atenderme en todo, y no salir jamás. ¿Entendido?
Maya lo miró con desconcierto.
—¿Por qué dices algo así, amor? Yo… yo quería conocer a los vecinos, ver el pueblo… —intentó sonar tranquila, pero la voz le tembló.
Él frunció el ceño, y de un tirón le tomó el brazo, sin disimular su fuerza.
—¿Conocer a los vecinos? Aquí no tienes vecinos, Maya. El pueblo más cercano está a cien kilómetros. Nadie viene aquí, nadie entra. Pero pronto irás conmigo a un evento. Allí te presentaré oficialmente como mi esposa.
El "evento" llegó una semana después. Denzel le dijo que debia ir con un vestido negro que mostarra decoro, la llevó de la mano por un camino empedrado, y al doblar por un estrecho sendero, vio casas agrupadas como si el tiempo se hubiera detenido allí. Alrededor, hombres y mujeres la miraban fijamente. Algunos murmuraban entre ellos, otros simplemente la ignoraban con gestos de indiferencia.
—Esa es la humana, ¿no?
—No debería estar aquí. —Qué vergüenza para un Alfa.Maya bajó la cabeza, sintiendo que el suelo se abría bajo sus pies.
¿Humana?, pero eso es ridículo…
Todos somos humanos… —Pensó.
—¿Por qué me odian…? —susurró, aferrándose al brazo de Denzel. Pero él no dijo nada. Solo avanzó, orgulloso, como si llevara un trofeo, pero aquello no duró… Poco después Denzel se mostró violento y cruel.
Entonces, una mujer mayor se le acercó. Tenía ojos amarillos y una cicatriz profunda cruzándole el cuello. La olfateó con descaro y luego escupió al suelo.
—La luna no aprueba esta unión, es una humana débil…
“¿Dónde estoy?” … —Se dijo Maya en sus pensamientos.
Capitulo 7Una marca dolorosaEl amanecer llegó demasiado rápido. Maya no había dormido lo suficiente. Se quedó sentada en la cama, abrazando sus rodillas, mirando cómo la luz gris filtraba lentamente por la ventana. En algún momento escuchó pasos. Sabía que era la hora.Erick apareció en la puerta, serio, silencioso. No dijo nada. Solo asintió con la cabeza. Ella lo siguió.Caminaron por un pasillo estrecho, distinto a los anteriores. Este bajaba ligeramente, adentrándose en lo más profundo de la casa, al final del corredor, Erick abrió una puerta de madera carcomida. Adentro, la habitación era pequeña, apenas iluminada, una anciana los esperaba allí, s
Capítulo 6Debe darte un herederoCada paso que daba Maya se sentía como una prueba a su propia paciencia. Podía oír murmullos al otro lado de las paredes: voces bajas, llenas de expectación. Al llegar al final del corredor, las puertas dobles de madera tallada se abrieron con un chirrido lento, casi solemne.Del otro lado, la sala era imponente, con techos altos sostenidos por vigas oscuras y un fuego central ardiendo con intensidad.Había al menos treinta personas reunidas allí. Algunos sentados en semicírculo, otros de pie, todos con el mismo aire salvaje y atento.Los Selmorra.La manada del Alfa.Y todos los ojos estaban fijos en ella.—Maya, no digas nada. Yo hablaré —le susurró Erick.—Bi… bien… —respondió ella con un hilo de voz.Erick caminó hacia el fuego, erguido, seguro. Ella debía seguirlo, cruzar el espacio como si le perteneciera, como si tuviera derecho a estar allí."Vamos, debo fingir ser esa tal Larsen..." pensó, esforzándose por controlar su respiración.—Hermanos
Capítulo 5Un acuerdo peligrosoMaya no se movió, ni siquiera respiró más profundo de lo necesario, ese lobo volteo de nuevo y fue hacia ella. —Y bien, ya tardaste en responder… —Le dice el hombre.--- Hablaré yo, soy el líder del clan Selmorra, mi nombre es Erick.Maya ya lo sabía, desde el primer momento en que lo vio, ella había leído todos los libros de la biblioteca, al igual que los periódicos, por eso al menos sabía cuál es su identidad, sin mencionar esa foto en manos de Denzel. Este alfa se dotaba de unos ojos de color negro intenso, una piel blanca y un porte demasiado musculoso, d eneuvo ella detuvo su mirada en al cicatriz en su rostro.—Gracias por salvarme. —Dice ella, en voz baja—De acuerdo. —respondió Erick con su voz áspera.—No soy tan ingenua como parezco, debes tener una razón. —añadió la joven—.Maya desvió la mirada, sus dedos se aferraron a la manta sobre sus piernas, lo observó con la guardia alta, aunque apenas podía mover el cuerpo. No había pasado ta
Capítulo 4La identidad falsa de la humanaErick no forzó a Maya a aceptar de inmediato, ella se quedó en silencio, mientras él se levantó y fue hacia la ventana, la herida en su costado, aunque cerrada a la fuerza por magia rudimentaria, le seguía doliendo.Habían pasado apenas unos días desde que conquistaron a la tribu rebelde de hombres lobo del sur de Selmorra. No fue una guerra, sino una liberación, Erick había matado al alfa corrupto con sus propias manos y ofrecido a los suyos una opción: libertad, o sangre. Eligieron unirse a su clan, ahora eran parte de su manada, una extensión de su voluntad… aunque aún no del todo leales.Su ejército, sin embargo, no había tenido descanso, las bajas eran muchas, los recursos escasos, a duras penas comenzaban a recuperarse de la última batalla cuandotuvo una sorpresa de quien menos imaginó…Los Nocthollow.Antiguos aliados, su traición fue un puñal en la espalda, uno que no vio venir hasta que ya era demasiado tarde, llegaron a su campament
Capitulo 3Un Alfa poderoso de otra manadaCuando Maya rodó por la pendiente, un instante antes de que su cuerpo siguiera cayendo hacia el acantilado, unas manos fuertes la atraparon con precisión letal, ella no lo sabía aún, pero quien la había salvado era Erick, Alfa del clan Selmorra.A diferencia de los lobos de Lunareth, el clan de Erick dominaba una habilidad ancestral: el desplazamiento veloz, casi imperceptible al ojo de otros lobos, esa velocidad que logró atraparla fue lo único que impidió que Maya terminara hecha pedazos contra las rocas.Desde lo alto del barranco, Erick divisó sombras moviéndose entre los árboles, eran muchos. Betas, omegas… incluso un par de alfas de Lunareth. Venían tras ella como perros rabiosos. No lo sorprendió. Sabía que ese clan era implacable con tal de ocultar sus secretos.—Deshazte de ellos por mí —ordenó fríamente a uno de sus hombres, un lobo de pelaje blanco que esperaba instrucciones.Sin perder más tiempo, se giró y desapareció entre la
Capítulo 2Huiré de aquíDenzel inicialmente se sintió atraído por el temperamento único de Maya y se acercó a ella con un propósito; hacer que fuera tan fuerte como el en el mundo de los lobos, el alzo que los unía no podía equivocarse… Eso pensó por poco tiempo… —Tienes fuego en la mirada… No eres como las demás —le había dicho una noche, rozando su mejilla con los dedos mientras la luna brillaba tras él. Ella se sonrojó, ingenua. —Tampoco tú eres como los demás.Y no lo era.Durante los primeros días, la colmó de atenciones, gestos sutiles, silencios cargados de cariño. La observaba como si fuera un enigma digno de ser resuelto, hermosa y perfecta; la preciosa mujer de cabello dorado. —Puedo ver la tormenta que escondes —le murmuró una vez al oído, atrayéndola hacia su pecho—. Me gusta eso. Quiero desatarla, que seas tu misma…Pero con el tiempo, esa fascinación se marchitó,como si la tormenta con la uqe la comparaba hubiera sido solo una llovizna pasajera. —Creí que había má
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