LA MUJER DEL ALFAES

IVANA

El aire frio pesa en el ambiente, han matado a mi protector y el miedo le suma velocidad a mis piernas cuando corro sola por el bosque tratando de salvar mi vida. Miro atras, la rama golpea mi rostro haciendome una herida pero eso no detiene mis pasos,  los gruñidos de los lobos se escuchan cerca y opto por desviarme sin saber que estaba en un pico por lo que caigo metros abajo.

Ruedo por toda la yerba haciéndome daño con espinas, rocas y troncos de árboles. Freno de repente golpeándome fuerte la cabeza, el gemido de dolor no lo puedo controlar, pero lo que me preocupa es el líquido que baja por mi piel, goteando mi camisa

—No, no no—tiemblo cubriendo la herida de mi frente con mi mano.

Van a descubrirme y ese sera mi fin.

La sangre. Mi sangre la van oler y sabrán donde me encuentro. He perdido un zapato, pero me pongo de pie, escucho la corriente del agua y como puedo corro mareada, espinas se me entierran en la planta de los pies y lloro pensando en Iskander.

No debí escaparme, debí confiar en él y ahora sus enemigos quieren mi cabeza.

Estoy cansada, adolorida, por ello me recuesto en el tronco del árbol tomando aire por la boca y sosteniéndome la herida que no deja de sangrar.

—Mi amor—lloro—te necesito.

Los pasos están cerca por ello corro hacia la corriente de agua, pero alcanzan a verme. estoy cansada, la muerte sigue detras de mi y en el unico que puedo pensar es en mi lobo. Quiero que este aqui, lo necesito.

—Alfa ahí está.

Miro atrás, los ojos oscuros de Conan me observan con maldad y el terror invade cada parte de mi cuerpo con la sonrisa que suelta.

—Ella es mía.

Grita corriendo hacia a mí, la caída del bosque me resta velocidad, estoy cansada, pero quiero vivir, yo no quiero morir, pero por mucho que corra, no soy tan rápida como un lobo y logra alcanzarme en un dos por tres, dándome un golpe que me eleva y me manda contra el tronco del árbol.

El dolor me parte, me he enterrado en la pierna una punta de árbol que me arranco soltando el grito adolorido que quema mi garganta. Siento que me acaban de quebrar los huesos y con lágrimas en los ojos me arrastro tratando de huir de su crueldad.

Presiona mi pierna y me muerdo el labio porque no pienso morir regalándole mi dignidad.

—Tu sangre obtendré la venganza por la muerte de mis padres—dice presionando con más fuerza y en el único que pienso es en mi Mate Iskander.

Me arrepiento ahora de no creerle, confié en Dago y ahora pago las consecuencias.

—Te lo dije hermanito, que era una tonta—aparece Dago quien me engaño todo este tiempo—ahora mátala y cobremos venganza por la muerte de nuestros padres.

El lobo de Dago emerge, gris, gigante, terrorífico. Los pelos se me ponen de punta cuando me toma de la nuca y siento la muerte respirarme en la nuca, mis pies ya no tocan el suelo, la vida se me está yendo y cierro mis ojos cuando convierte su mano libre en garras.

—Voy a sacarte el corazón—me dice mientras corta el paso del aire—y voy enviárselo a Iskander como regalo mientras tu cuerpo se los daré a mis hombres para que lo devoren.

Las lágrimas se me derraman, cierro mis ojos teniendo en mis pensamientos al mi alfa y …

—Mírame —exige sacudiéndome—quiero que me mires cuando saque tu acelerado corazón de tu pecho.

Se ríe de mí, mientras su hermano pela los dientes.

—Tus últimas palabras mujer del Alfa.

Tengo miedo, el terror invade cada partícula que me conforma y en medio de la agonía, el sufrimiento y la pena, solo puedo vociferar el nombre de mi Mate porque el me miraba como siempre quise que me miraran.

—Iskander…

Grito su nombre en medio del desespero cuando veo la mano convertida en garra alzarse con la clara intención de sacar mi corazón…

Por más que lo llame y deseo que me salve, no va a venir por ello lo recuerdo con una sonrisa, mientras espero el golpe que me quite la vida.