15. Palabras que duelen
XIMENA
Jamás imaginé que el pasado podía gritar tan fuerte.
El sonido de los flashes es como una tormenta en mi cara. Me encandilan, me aturden, me arrancan el aliento mientras me doy cuenta, demasiado tarde, que este no era un lugar seguro. No hay privacidad, no hay refugio. Solo esta sensación de estar en medio de una maldita película, una sin filtro, sin censura y sin director que grite “corte”.
Mis labios aún tiemblan por el beso. Su boca, su respiración, sus manos en mi cintura. Todo eso que me hizo sentir que sí, que tal vez todavía quedaba algo entre nosotros. Y justo ahí… el caos. Como una explosión sin aviso.
—¡Cristopher, esta es la razón por la que su prometida lo dejó en el altar! —grita un reportero.
—¡¿Quién es ella?! ¡¿Es su amante?!
—¡¿Quién es la otra en su vida?!
Siento que el corazón se me paraliza.
Quiero taparme la cara, pero ya es tarde. Uno de ellos me apunta directo como si me conociera. Como si supiera que soy justo eso: la incógnita incómoda. Me cubro con las