20. Ante todos
XIMENA
No sé si estoy preparada para lo que va a pasar, pero ya no hay vuelta atrás.
Sigo aferrada a la mano de Cristopher, como si en su contacto pudiera encontrar el valor que mi cuerpo intenta perder cada vez que avanzamos hacia la entrada. Ya no hay vuelta atrás. Ni física ni emocional. Esta casa representa todo lo que nos separó… y ahora mismo también es lo que podría unirnos o destruirnos.
Mis tacones hacen eco en el mármol del recibidor. Mi corazón también. Él no me suelta, y eso debería tranquilizarme, pero no lo hace del todo. Porque apenas atravesamos la sala principal, ahí está. Como un fantasma del pasado que nunca se fue: su madre.
Alta, impecable, con ese peinado perfecto y una expresión que me ha odiado desde que tenía diecinueve años.
—¿Qué haces con esta mujer? —dispara sin siquiera saludar.
No lo dice con sorpresa. Lo escupe como un veneno. Como si el solo hecho de verme al lado de su hijo fuera una maldición que ha vuelto a caer sobre su familia.
—Esta es mi casa, C