POV : Cecilia Hernández
Respiré hondo mientras Liam bajaba lentamente la pistola. El ambiente seguía cargado, cada segundo pesado como si la habitación misma contuviera la respiración. Su mirada no me abandonaba, y por un instante me sentí observada no solo como su aliada, sino como alguien que había logrado tocar un resquicio de su código, de su propia humanidad.
—Manda a este hombre lejos de aquí —ordenó finalmente, con la voz firme, casi imperceptiblemente contenida.
Uno de los guardias asintió, con esa obediencia que da miedo cuando viene de alguien entrenado para actuar sin dudar. Rayner, todavía amarrado y desorientado, no entendía del todo lo que ocurría. La mordaza fue retirada de su boca y lo primero que salió de él fue un grito, ronco y desesperado.
—¡No puedo creerlo! —vociferó, con los ojos inyectados en sangre y rabia—. ¿Cómo has podido ser un traidor, Liam? ¡Éramos socios de negocios! Sabías perfectamente quién era ella… ¡Mi prometida! ¿Cómo pudiste clavarme un cuchillo